El proyecto consistió en la ampliación de una vivienda pareada resuelta en cuatro entreplantas, de unos treinta años de antigüedad, perteneciente a una pequeña y cuidada urbanización al norte de Madrid, de tan solo 20 chalets dispuestos en dos hileras de 10, con una calle comunitaria central y jardines privados hacia el exterior, rodeados por una amplia zona verde, el que nos ocupa remata la línea más al norte en su extremo oeste,  tres son las premisas de partida, será la residencia de una familia de tres hijos, la vida se abrirá al jardín orientado al norte y las estancias deberán disponer de la máxima iluminación y la mayor ventilación naturales posibles, lo que nos llevó a la idea de realizar un patio interior a cielo abierto en el corazón del hogar, que cupara la zona más oscura y menos ventilada, permitiendo ampliar la casa en un periferia, optimizando la calidad de la edificabilidad ganada, y de la existente en torno al patio, al cual se abren nuevos huecos, obteniendo en general, estancias bien iluminadas y ventiladas, el otro acierto, la demolición de la escalera existente para diseñar y construir una muy liviana y diáfana, a modo casi de celosía, tanto en horizontal como en vertical, de esta manera, nada más acceder al interior de la vivienda podemos disfrutar de la vista del jardín, convirtiendo además el núcleo de comunicación en un espacio más dinámico y fluido, a partir de aquí fue sencillo definir todas las estancias en cuanto a volumetría e iluminación natural, centrar las vistas, establecer los accesos y recorridos, y algo muy importante, la composición de los volúmenes exteriores y huecos de fachada en armonía con los parámetros compositivos de la construcción de origen,  por exigencia expresa de la comunidad de propietarios